sábado, 6 de abril de 2013

El amor: la ‘droga’ que se origina en el cerebro

Los estudios del cerebro ya han demostrado que las emociones humanas se originan en el llamado sistema límbico, un conjunto de estructuras importantes que incluyen el hipocampo y la amígdala, entre otras. Pero los científicos de la Universidad de Concordia, en Canadá, han ido un poco más allá.
Al parecer, en esta región de nuestro cerebro se controlan una serie de funciones como las emociones, la conducta, la atención, el estado de ánimo, la memoria, el placer y la adicción, etc.  Y además, según estos expertos,   el sitio exacto donde se ubica el amor está vinculado al lugar donde se origina el deseo sexual, aunque ambos están separados. En el experimento, también participaron neurocientíficos de Estados Unidos y el Hospital Universitario de Ginebra en Suiza.
Por otro lado, la investigación que se ha basado en los resultados de 20 estudios realizados con anterioridad sobre el tema,  ha demostrado que el amor está en la misma zona cerebral de la adicción a las drogas. En concreto, el amor activa una zona llamada núcleo estriado,efectivamente la misma que se activa con la adicción a las drogas.
En los estudios se había sometido a los participantes a pruebas de resonancia magnética funcional para observar la actividad de su cerebro mientras estaban mirando imágenes eróticas u observando fotografías de la persona de quien estaban enamorados. Los resultados revelaron que dos estructuras del cerebro, en particular, la ínsula y el núcleo estriado, eran las responsables tanto del deseo sexual como del amor.
Asismismo, el área que se activa con el deseo sexual, se activa también con otras cosas que producen placer como la comida. Sin embargo, el área del núcleo estriado que se activa con el amor es mucho más compleja y sólo funciona cuando hay algo con "un valor inherente" para activarla, subrayan los científicos.
"Nadie había colocado estos dos sentimientos juntos para ver cuáles eran los patrones de activación", ha explicado el profesor Jim Pfaus, autor principal del estudio. "No sabíamos qué encontraríamos, pensamos que ambos estarían completamente separados. Pero resultó que el amor y el deseo activan áreas específicas pero vinculadas en el cerebro". "Mientras el placer sexual tiene un objetivo muy específico, el amor es más abstracto y complejo y por lo tanto menos dependiente de la presencia física de otra persona", concluye.



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